El ser humano siempre debe estar en contacto con los diferentes hábitats de la naturaleza, en la zona terrestre, acuática y aérea. Mas que un deseo esto se ha convertido en una necesidad, sin embargo,  ¿se tiene en cuenta el riesgo que se tiene invadir estos hábitats mas allá de los límites? ¿Es justo atacar o matar a un ser vivo por el solo hecho de reaccionar al sentirse invadido o amenazado? o incluso ¿Por seguir su propia naturaleza?

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Todo esto fue cuestionado a partir del caso de Simón Nellist, un militar de 35 años que estaba entrenando mar abierto para una competencia realizada en Sídney-Australia. Mientras el nadaba, un pescador pudo presenciar como un tiburón no solo atacaba a Simón sino que también arrastraba su cuerpo por varios metros mientras lo devoraba, una historia muy singular, poco común y muy trágica.

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Luego de este ataque, las autoridades entraron en el dilema de como actuar ante esta situación, pues por un lado, estaba la seguridad de los demás ciudadanos, y por el otro lado, quedaba analizar si el tiburón hizo mal al atacar sin motivo, o si el señor Nellist estaba invadiendo el espacio del tiburón al encontrarse nando a mar abierto.

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Tenemos dos puntos de vista, la primera desde la protección de la población, se pensaba buscar al tiburón blanco y sacrificarlo por haber cometido dicho acto, debido a que según expertos, los tiburones solían morder a las personas para identificar si era una presa viable para ellos (focas) pero al darse cuenta que no, solían soltar a la persona y alejarse del lugar, lo que lamentablemente no fue el caso de Simon.

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Por otro lado, el segundo punto de vista era que consideraban que no era ético matar a un animal que tiene como naturaleza cazar sus presas desde el mar, su hábitat natural, pues después de todo quien estaba invadiendo su hábitat sin ningún tipo de prevención a riesgos era el señor Nellist. Además estaba vistiendo un traje con el cual parecía tener piel de foca por lo que el animal pudo confundirse y atacar por instinto brutalmente.

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Como conclusión, debemos respetar nuestros limites cuando queremos explorar algún lugar, debemos tener en cuenta que no somos la única especie que habita en el mundo y tampoco somos quienes mandan en la naturaleza, aunque tengamos un uso de la razón superior a las demás especies, debemos usarlo en pro para entender los comportamientos de las diferentes especies y respetar sus instintos, para luego no correr el tipo de riesgos como el que le paso al militar Simon Nellist.